- Y sentada en aquella fría plaza, dejando que sólo el viento fuera su compañía, se esperanzó en volverlo a ver, en que de nuevo pasara en frente de ella dejando en el aire la fragancia que deleitaba todos sus sentidos y la hacía viajar.. viajar a un mundo mientras que el tiempo se detiene bajo sus pies, cual beso que se diera con el eterno enamorado. Pasaban los segundos y su corazón de pronto comenzaba a latir desenfrenado por aquel tan anhelado encuentro. Y pasó, estaba ahí y ella si poder pronunciar palabra sólo se concentraba en su caminar, en su cuerpo, en su sonrisa, en sus ojos... por un instante sus pupilas intercambiaron un breve pero intenso coqueteo que en ella hizo despertar millones de revoltosas mariposas en el vientre, y en él, el deseo que lo dominó por entero: amarla... amarla como lo había hecho en silencio, pero ahora queriendo que el mundo entero se enterara de aquel tan poderoso sentimiento. Y seguían mirándose, no se cansaban de indagar en las profundidades del otro porque sin decir nada, lo decían todo y mucho más.Y allí, teniéndose mutuamente, con la brisa en sus rostros, la noche venidera y las estrellas más hermosas que pudieran poblar el firmamento, sellaron el comienzo de sus vidas con un beso infinito... el beso más tierno que ha podido ver la tierra... el beso más sincero que pudieron contemplar los astros que, envidiosos, trajeron a la luna y brillaron aún más que antes, permitiendo resaltar la belleza del momento...De pronto, sintió que gotas de lluvia enjugaban su rostro.. despertó.
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